CARL COX: «NO ESTAR EN IBIZA DURANTE LOS DOS ÚLTIMOS AÑOS HA SIDO DIFÍCIL, HA SIDO DURO.»
Cuándo Fiesta & Bullshit nació, cuando los locos que comenzamos esta aventura deambulábamos por una Ibiza muy diferente a la actual, reinaba en la isla una figura especial, una leyenda hecha carne llamada Carl Cox. Por aquel entonces ya era un artista con un reconocimiento unánime: la crítica, el público, incluso los trolls más despiadados caían rendidos ante su embrujo. ¿Se trataba de eso? ¿De un vudú sónico que hacía que todo el mundo amase a Carl?
“Comencé pinchando para 40 o 50 personas y tuve la suerte de poder pinchar para más de 1 millón de personas en el Love Parade”.
Los escépticos de las respuestas mágicas que explicaban el éxito de Carl Cox se refugiaban en la física, en las leyes que rigen nuestro universo. Para ellos, Cox era un sol incandescente repleto de energía, rebosante de masa y con un campo gravitatorio tan potente que conseguía que toda una galaxia orbitara a su alrededor. Y estos amantes de la lógica no iban desencaminados, porque cuando Carl comienza a moverse, todas las personas que abarrotan la pista de baile se sienten atraídas hacia la cabina del DJ, como si una extraña fuerza tirara de ellas.
“Llevo más de 25 años viajando a Ibiza y comencé de una forma muy humilde. Y he aprendido cómo ser parte de la sociedad de la isla”.
Esa fuerza gravitatoria siempre ha empujado a Fiesta & Bullshit a seguir los valores promovidos por Carl Cox: valores como la generosidad, la alegría y el respeto a los fundamentos de la música electrónica. Por eso, es para nosotros un honor y un privilegio contar con el único y verdadero rey de Ibiza en nuestra portada. Porque, como escribió hace años uno de nuestros redactores: “El sentido de la vida se encuentra en el vacío existente entre los dos paletos de Carl Cox.”
“Mi primera experiencia con la música electrónica fue a comienzos de los 80, cuando muchas bandas experimentaban con este tipo de música. Y mucho de lo que hago hoy en día está relacionado con bandas como Kraftwerk, Gary Numan o Cars”
Tras dos años de abstinencia involuntaria, sin Carl Cox en nuestra rutina ibicenca, la mejor noticia de la temporada llegó con el anuncio de su residencia en [UNVRS]. Un proyecto tan ambicioso no podía prescindir de una figura incontestable, de un mito en vida que parece tener reservado un lugar en la mesa de Tanit, la diosa protectora de Ibiza. Un referente que cada domingo nos recuerda que no hay nada más actual que él mismo.
“Estoy muy agradecido a [UNVRS] por darme esta oportunidad de trasladar mi amor hacia la isla una vez más”
Porque después de asistir a su residencia dominical te das cuenta de que Coxy tiene cuerda para rato, que su tanque de gasolina está repleto y que la llama de su magia sigue más viva que nunca.
Además de su energía, Carl Cox es imprescindible en la escena ibicenca por su generosidad. Mucha gente confunde la generosidad con la caridad. Mientras que la caridad se basa en dar algo a los demás, la generosidad se basa en darse a sí mismo. Exactamente esto es lo que lleva haciendo Carl Cox desde hace más de tres décadas: entregarse sin reservas, desnudar su inmensa alma y esparcirla entre los miles de asistentes a sus sets.
“Lo primero que veo cuando alzó la mirada es la cara de la gente, sus sonrisas, la anticipación en el aire, la emoción de un momento concreto”
Mientras otros DJs se vuelven inaccesibles, huidizos y temerosos del contacto humano, Cox no se esconde. Se mezcla entre sus semejantes, siempre dispuesto a inmortalizar su sonrisa con cualquiera de sus fans. No ha olvidado las noches durmiendo en un Fiat Panda, la frustración de las puertas cerradas, y, sobre todo, no ha olvidado que la clave de su éxito y de su estatus no reside solo en su talento: la fidelidad de sus seguidores ha sido el motor a reacción que ha mantenido su figura en lo más alto.
La llegada de Carl Cox a [UNVRS] no es una llamada a la nostalgia. Si escuchas el sonido que está entregando en cada uno de sus sets, te das cuenta de que su evolución es constante, que se trata de un artista en permanente actualización. Un sonido fresco y dinámico que contagia no sólo al público, también a los artistas que le acompañan cada domingo.
“Mi residencia en [UNVRS] es un nuevo comienzo para mí, me siento como un niño con un juguete nuevo”
Porque Cox es, además, un amplificador de talento y un reto para otros DJs: si te subes a una cabina en una de sus fiestas, más te vale dar el 100% o quedarás retratado.
Por desgracia nuestra existencia es fugaz, llena de incertidumbre, nunca sabemos lo que nos deparará el futuro. Lo único que tenemos claro es que debemos vivir el presente, y no existe un presente más estimulante que la residencia de Carl Cox en [UNVRS].
“Quiero que la gente tenga la mejor experiencia posible”
Un acontecimiento que no debemos dejar pasar, porque nadie sabe, nadie puede asegurar el destino que las parkas han tejido para nosotros.



