ENTREVISTA MELANIE RIBBE VS IGLESIAS.
MELANIE RIBBE – Preguntas de Iglesias, respuestas de Melanie Ribbe
Creciste entre Alemania y Jamaica. ¿Cómo influye esa herencia en el diseño sonoro o en el groove de tus producciones?
Haber crecido entre Alemania y Jamaica me dio esta preciosa dualidad en mi alma musical. De Alemania absorbí la precisión, la estructura y el minimalismo hipnótico y las raíces del techno europeo. De Jamaica, todo era ritmo, líneas de bajo que mueven todo tu cuerpo con un profundo sentido de groove y alma. Así que incluso en mis temas de tech-house, a menudo escucharás una especie de swing o pulso orgánico muy arraigado en mi lado jamaicano, mientras que el trabajo de synth y la disposición se inclinan hacia esa disciplina alemana más estricta.
Empezaste a mezclar con cintas de casete a los 8 años. ¿Qué aprendizajes de aquellas primeras mezclas caseras siguen presentes hoy en tu producción de estudio y en tus sesiones de DJ? Además, yo nunca tuve casetes jaja, así que cuéntame cómo funcionaba realmente eso de mezclar cintas.
Ahí nació la obsesión temprana por el sonido y la disposición. En realidad no “mezclaba” casetes como lo haría un DJ, sino que grababa de la radio, volvía a grabar encima, rebobinaba, superponía cosas de forma rudimentaria, y eso me dio la noción de cómo la música podía fluir y transicionar perfectamente. La disciplina de esperar todo el día después del colegio junto a la radio con una cinta virgen, contando los compases “1, 2, 3, 4” y apretando “REC” en el momento exacto, y detener la grabación en el beat correcto para poder grabar la siguiente canción también “a tiempo”, creando una mixtape fluida y armónica.
La lección principal que me acompaña es: confía en tu oído, no en la forma de onda. Hoy sigo basándome en cómo se siente algo antes de soltarlo ya sea en un set en vivo o en un máster final.
Hablaste una vez sobre el valor del talento auténtico frente a las métricas de las redes sociales. ¿Cuál es tu enfoque hacia las redes sociales, cómo sientes que impactan o benefician tu carrera musical y crees que los seguidores se traducen en más bookings?
Las redes sociales son una herramienta, ni más ni menos. Pueden ayudarte a conectar con tu público, y sí, algunos promotores las usan como métrica, pero para mí siempre se ha tratado de la música y de la energía que llevo a un club. Personalmente, prefiero tener 100 fans reales que vengan a los bolos y compren los discos, que 100.000 que solo den doble tap. La autenticidad siempre tiene más recorrido que los algoritmos. Eso es algo que defiendo.
¿Prefieres hacer música sola o en colaboración con otros artistas? Y cuando colaboras, ¿cuál dirías que es tu mayor aporte a la mesa de trabajo?
Me encantan ambas cosas. Crear sola me da ese espacio meditativo en el que puedo sumergirme muy profundo en mi propio mundo, lo cual disfruto muchísimo, pero las colaboraciones cuando la energía es la adecuada, pueden ser mágicas también. Creo que mi mayor aporte en las colabs es el groove y la disposición. Puedo coger una idea básica y transformarla en toda una experiencia en la pista. Si tuviera que elegir solo una opción, probablemente preferiría producir sola.
Apoyas y das visibilidad a nuevos talentos a través de Agápe Muzik. Mirando atrás, cuando tú estabas aprendiendo producción, ¿qué consejo le darías a tu yo más joven y de qué la advertirías?
Le diría: no tengas prisa con el proceso. La maestría lleva tiempo, y compararte matará tu creatividad. Le advertiría de no perseguir modas o tratar de agradar a demasiada gente. Cuando haces música que realmente eres tú, el público adecuado te encontrará. Y también: cuida tu salud mental, es fácil quemarse cuando intentas “llegar”.
Si te encargaran crear una cápsula del tiempo que represente la escena actual del tech-house, ¿qué objeto, sample o artefacto elegirías y por qué?
Metería una grabadora de campo con horas de sonidos ambientales desde dentro de los clubs y festivales más icónicos del mundo, piensa en grooves eternos al amanecer en la playa en Sunwaves Mamaia, Rumanía, en el peak time ardiente de Ibiza, el retumbar grave de Fabric o las palmadas con reverb en un almacén en Berlín. No solo la música, también el ruido del público, la tensión antes de un drop, la liberación cuando llega esa energía cruda es lo que define la cultura tech-house ahora mismo.
También pondría un par de USBs gastados y una lista de temas escrita a mano de un set minimal al amanecer. Porque, aunque hablemos de equipos y plugins, todo sigue tratándose del humano detrás de los platos, creando momentos en tiempo real. Unos auriculares Sennheiser HD-25 y una Polaroid con mi crew.
Y quizás una pulsera sudada de backstage porque quien lo sabe, lo sabe.
Describe tu momento más raro de “despiste” en una gira, como aparecer en la ciudad equivocada o en el bolo equivocado, y qué aprendiste de ello.
Por suerte nunca me ha pasado nada demasiado grave. Recuerdo pinchar en un país donde “las palabrotas” son ilegales, y yo no sabía que las letras de las canciones que sonaban en los breaks iban a gritar palabras ilegales. Mi cara se puso roja como un tomate, pedí perdón al público, luego al promotor con cara de vergüenza y rápidamente cambié al siguiente tema… que también tenía letras subiditas de tono por accidente. Jajaja.
También me ha pasado muchas veces quedarme atrapada en ciudades con escalas, sin dormir, esperando hasta tres vuelos distintos. Y luego llegar agotada, coger un taxi a un hotel que no te deja hacer check-in hasta dentro de 4 horas… justo cuando necesitabas dormir antes del siguiente show.
Nunca confío del todo en la certeza. Girar es un caos precioso, hay que estar siempre alerta y preparado para todo.
¿Tequila o una copa de vino?
Normalmente tequila antes del set. Vino para cenar los fines de semana. El equilibrio lo es todo. Aunque ahora mismo disfruto de un rider sin alcohol solo Ginger Shots y Ginger Beer (bebida sin alcohol de mi infancia jamaicana).
Tu álbum Phoenix es un arco narrativo de renacimiento. Si una de sus pistas fuera tu guía a una dimensión paralela, ¿cuál sería y a dónde llevaría al oyente?
Sería Mamaia. Ese tema se siente como entrar en un mundo paralelo donde todo es familiar pero diferente. Mucha luz y golpea de otra manera. El tiempo parece ir más lento y hay una sensación de libertad y claridad a través del minimalismo. Eso es el renacimiento para mí, no convertirte en alguien nuevo, sino recordar quién eres en realidad.
Por último, estás casada con uno de los mejores artistas de techno/tech house de la industria ¿quién tiene prioridad en el estudio de casa? jaja
Jajaja, depende de quién tenga deadline. Pero la verdad es que trabajamos alrededor del otro con mucho respeto. No se trata tanto de prioridad como de flujo, si alguien está en la zona, el otro se aparta. Es un ritmo que hemos aprendido a bailar juntos. Algunas de las mejores ideas surgen cuando compartimos el espacio.
Aunque sí, uso el estudio mucho más que él desde que nos mudamos. Definitivamente es mi rincón feliz aparte del sofá.
IGLESIAS – Preguntas de Melanie Ribbe, respuestas de Iglesias
¿A qué edad descubriste el arte de pinchar y qué te inspiró a dar tus primeros pasos en ello?
¡Curiosamente, empecé bastante tarde! Pero si echo la vista atrás, recuerdo cuando mi hermana consiguió su primer iPod classic (yo por entonces estaba sentado junto a la pared, con mi mini-disk enchufado ripeando discos de Sum 41 jaja). Ella me lo prestaba para escuchar su colección, que era muy amplia. Tuve la suerte de tener una hermana tan metida en la música como yo, pero que además compartía artistas que yo no conocía. Mucho de eso era Punk o Disco de los 80.
Si salto a los 16, en las fiestas de casa yo era el típico “tío encargado del cable Aux” jajaja. Realmente no sabía mucho de pinchar, lo único que sabía es que me encantaba la música y estar al mando de hacer que la gente bailara o se sintiera feliz.
Con unos 17 años me compré un Mixtrack Pro, un simple controlador midi que conectaba con Traktor y usaba para pinchar en fiestas caseras con amigos. La primera vez que mezclé un tema con otro supe que lo mío era el DJing. No sabía ni que la gente cobraba por eso, era tan ingenuo… solo sabía que me divertía muchísimo.
¿Cómo aprendiste a pinchar y a producir, y en qué orden? ¿Recibiste ayuda al principio? ¿Y más tarde, algún DJ o promotor consolidado te apoyó?
Aprendí solo a pinchar con varios controladores. Todavía me aparecen recuerdos en Facebook con fotos mías usando los viejos controladores como el Mixtrack Pro o un Pioneer T1, estamos hablando de hace unos 14 años. En esa época mezclaba dubstep o techno duro.
No fue hasta que fui por primera vez a Ministry of Sound, con 18 años, que conocí a un chico llamado Harry Allen, productor musical con un estudio en Londres. Conectamos bien y me invitó a su estudio, me enseñó algunas cosas en Logic, y desde ese día empecé a trastear creando loops y temas.
Con 22 fui a Point Blank en Londres, donde pasé un año aprendiendo lo fundamental de la producción musical y el diseño sonoro. Tuve profesores increíbles y su pasión me la transmitieron, así que les debo mucho. Incluso recuerdo un trabajo en el que teníamos que escribir un tema entero usando solo Massive y esculpiendo sonidos desde ruido blanco… ¡Nada de presets!
En cuanto al apoyo de DJs consolidados: en la uni montaba fiestas donde contrataba a artistas como wAFF, Steve Lawler, Solardo o Latmun. Con Joe (Latmun) hice muy buena amistad, me apoyó mucho, me invitaba a sus shows y me presentó a gente clave en la escena. Él sabe cuánto me ayudó en mis inicios, pero si lees esto, Joe ¡te lo agradezco, hermano!
¿Qué DJs te influenciaron y ayudaron a dar forma a tu sonido?
Una gran parte de mis comienzos estuvo influenciada por el sonido de Music On en 2014/15. Estaba obsesionado con ese tech-house de groove recto, y esa influencia sigue conmigo. Lo conté en otra entrevista: Latmun y yo fuimos un finde a Music On y escuchamos a Marco pinchar una versión de Heal My Heart de Kerri Chandler, y pensé: “Creo que puedo hacer algo mejor jajaja”. A los dos días hice un tema en casa. El finde siguiente volamos a Ibiza y, estando en Amnesia, Marco lo pinchó. Fue una sensación increíble, se me ponen los pelos de punta al recordarlo.
Más tarde, le mandé música a Paco Osuna, empezamos a hablar y ahora somos muy buenos amigos. Ha sido un gran mentor para mí estos últimos cinco años, no puedo agradecerle lo suficiente sus consejos en esta industria tan loca.
Muchos artistas nuevos tardan en definir su estilo. ¿Experimentaste con otros géneros? ¿Durante cuánto tiempo y qué te llevó a tu sonido actual?
Mucha gente sabe de mi pasión por el punk. Por desgracia, solo sé tocar la batería y no lo suficiente para estar en una banda, así que eso quedó descartado pronto. Pero me encantan las cajas potentes del punk rock y el estilo de compresión agresiva en las baterías, y eso sí ha influido en mi sonido. La gente me reconoce por mis baterías, patrones y groove, ese amor por el punk ha hecho evolucionar mi música y definir mi sonido actual.
Cuando la gente dice que lleva 10 años produciendo, a veces significa un par de horas a la semana. Yo llevo más de 10 años… desde que me levanto hasta que me acuesto. Así que sí, me he tomado el tiempo de definir mi sonido.
Al principio experimentaba con techno y dubstep. La influencia dubstep se nota en los ruidos raros y stabs de sintes que meto en mis temas, y el techno en los bombos potentes.
¿En qué momento me asenté en mi sonido actual? No lo sé, simplemente me gusta 🙂 Hago música para mí; si conecta con los demás, es un bonus.
¿Cuál es el set más largo que has tocado en solitario?
¡Dios, no sé! En un club unas 6 o 7 horas. Pero en las fiestas de la uni me encantaba pinchar desde que empezábamos hasta que llegaba la poli jajaja.
¿Cuál fue tu primer bolo pagado y cuánto cobraste?
Fue con un promotor de Bournemouth que organizaba un par de festivales y un evento llamado Treatment, a día de hoy sigue siendo el mejor nombre para una fiesta jaja. Lo conseguí fardando de que sabía usar los últimos CDJs (y no tenía ni idea), pero logré pinchar todo un set. Creo que fue bien, porque seguí tocando para ellos durante la uni.
Me pagaron con un paquete de tabaco, en esa época me conformaba con cualquier cosa.
¿Prefieres pinchar o producir? Imagino que dirás ambas, pero si tuvieras que elegir solo una, y se pagara igual, ¿cuál sería?
Hace unos años habría dicho producir. La razón es que encontraba el DJing tradicional bastante aburrido. Hoy en día cualquiera puede mezclar un tema con otro, y me parecía que estaba saturado. Pinchaba con 3 CDJs y un Soundbite Pro y aun así no me divertía. Tengo TDAH y otros “ismos” jaja, y si mi cerebro no va a mil, me aburro.
Ahora toco con un set híbrido en directo, ¡y es divertidísimo! Hay tantas cosas que puedo hacer y crear en momentos de locura que mantiene todo interesante. Es como si por fin hubiese encontrado la forma de unir producir y pinchar.
Así que ahora disfruto mucho más girando y pinchando.
Si no fueras DJ/artista, ¿qué otro camino habrías tomado? ¿Y de niño con qué soñabas trabajar?
En el cole se me daba muy bien el cricket jaja. Jugaba en el equipo sub-18 con solo 13 años y viajé por Reino Unido e India, lo cual era una locura entonces. Me entrenaba el seleccionador de Inglaterra y me encantaba. Pero mi TDAH era fuerte y me desconcentraba rápido estando de pie horas en el campo. Cuando descubrí el DJing se acabó el cricket. Imagínate la cara de mis padres cuando les dije que no quería jugar para mi país y prefería pinchar en clubs sudorosos con 200 personas.
Así que habría acabado o jugando al cricket o como batería de sesión.
¿Qué opinas de la industria musical y del DJing, comparando pasado y presente?
La industria siempre cambia, y yo estoy a favor. Hay cosas que no me gustan, como los móviles en raves o las redes sociales, pero es porque yo crecí sin eso. Nunca sacaba el móvil para grabar a un DJ (aunque ahora me gustaría tener esos recuerdos). Prefería vivir el momento.
Creo que la industria va en buena dirección, pero muchos artistas nuevos carecen de experiencia y paciencia. Esperan resultados inmediatos y recurren a IA, redes sociales o comprar fama para acelerar el proceso.
No puedo compararlo con hace 20 años porque tenía 11 jaja, pero en el tiempo que llevo he disfrutado de los cambios y progresos porque me han obligado a aprender cosas nuevas y a exigirme más como artista.
Si fueras un superhéroe con poder para cambiar tres cosas de la industria, ¿cuáles serían?
¡Pregunta difícil! No porque haya mucho que cambiar, sino porque nadie me lo había preguntado jaja.
Primero, daría visibilidad a cada DJ y productor con talento, sin importar género, raza, lugar de origen o seguidores. Demasiado de la escena aún depende de a quién conoces o de dónde vienes. Mi “Rayo de Exposición Igualitaria” pondría el foco en la habilidad pura y el sonido único.
Segundo, garantizaría un pago justo para todos, desde los DJs que pinchan a las 4 de la mañana en salas llenas, hasta los productores underground que alimentan la escena con música inédita. Basta de “tocar por exposición” o de cobrar 100 libras. La pasión no paga el alquiler.
Y tercero, lanzaría un campo de fuerza anti-egos jaja. Una barrera que repela los egos de mierda de algunos DJs. La escena underground se construyó sobre comunidad, no postureo. Mi poder devolvería el foco a la conexión, la colaboración y el amor puro por la música.





