TIME LOST:

CUANDO PRECINTAR UN EQUIPO DE SONIDO ES MÁS IMPORTANTE QUE FACILITAR VIVIENDAS DIGNAS.

Una vez más los políticos ibicencos dan muestra de su hipocresía, de su estrechez de miras, y de su populismo barato. Una vez más queda en evidencia que no entienden la idiosincrasia de la isla, que tratan de justificar sus sueldos tomando medidas absurdas y que a la hora de abordar los problemas reales no tienen las agallas necesarias. Esa impotencia y esa falta de criterio han quedado de manifiesto con el precinto de los equipos de sonido de varios locales en Sant Josep, una acción llevada a cabo únicamente para calmar los ánimos de una pequeña parte de su población que no entiende que la Ibiza del pan de algarrobo afortunadamente quedó atrás.

Cobardía, esta es la palabra que define lo que ha ocurrido. Cobardes porque realizan el cierre en plena temporada de verano, cuando los locales tras dos años de pandemia comienzan a ver la luz del túnel. Cobardes e incompetentes porque si quieres establecer un control férreo de la acústica has tenido meses antes de la temporada para comprobar los equipos y poner limitadores. Cobardes porque buscan la recaudación fácil, porque no nos engañemos, esta es la forma clásica en la que las instituciones cobran su particular impuesto revolucionario al más puro estilo Corleone.

Cobardes e hipócritas porque justifican estas medidas alegando que lo hacen para proteger el descanso de los ciudadanos. ¿Qué descanso tiene un trabajador común que tiene que dormir en una terraza, en un sofá o en una colchoneta en el suelo porque con los precios de la vivienda no pueden encontrar algo mejor? Cobardes porque no atajan esta situación. ¿Y por qué no la atajan? Porque seguramente muchos de sus votantes, muchos de sus honorables vecinos, muchos de esos fariseos que ponen el grito en el cielo por la contaminación acústica, son los mismos que alquilan sus viviendas a precios exorbitados para alimentar su codicia. Seguramente quedes como un valiente ante la payesa que cobra 1.500€ al mes por alquilar su piso de 2 habitaciones a 4 trabajadores de la hostelería, pero en el fondo, no eres más que un cobarde.

Cobardes porque se llaman socialistas, porque proclaman que trabajan para el pueblo, pero en realidad permiten que la especulación se dispare. Su cobardía provoca que profesionales en ámbitos claves como educación o sanidad no quieran trabajar en Ibiza ni locos. Cobardes porque se les hincha el pecho hablando de la lucha contra la contaminación y a la hora de la verdad solo son gallitos con aquellos negocios cuyo medio de subsistencia es la música, mientras que tan solo hay que dar un paseo por la isla para ver la mierda que nos rodea, la cantidad de suciedad y de residuos que generan otras actividades que nada tienen que ver con el clubbing.

Cobardes porque para permanecer en el poder atienden a las demandas de movimientos que quieren acabar con el turismo. Intentan blanquear su mensaje diciendo que se trata de controlar los excesos, pero en el fondo lo único que consiguen es alimentar la tesis de grupúsculos de gente que daba gracias a dios por el covid, ya que había “limpiado” la isla de indeseables. Fascistas de manual que viven frustrados y que proyectan sus anhelos fantasiosos de una Ibiza vaciada y desconectada del mundo, personajes que solo creen en una sociedad en la que simplemente esté compuesta por ellos mismos.

Cuando para un político precintar un equipo de sonido es más importante que facilitar viviendas dignas…., es que algo no funciona bien

“Los cobardes mueren muchas veces antes de su verdadera muerte; los valientes prueban la muerte sólo una vez” – William Shakespeare

Jonatan Gutiérrez.