TIME LOST:

EL OCIO NOCTURNO MATÓ A MANOLETE

La semana pasada coincidí con mi cuñado en la puerta de la guardería de mi sobrino. Estuvimos charlando un rato, manteniendo la distancia de seguridad, sobre las cosas que se charlan hoy en día.., qué os voy a contar. Hablando sobre mi sobrino me comentó que era un poco rebelde, algo trasto y que en ocasiones resultaba imposible controlarlo. Vamos, que si le amenazabas con que el coco vendría a por él si no se portaba bien, le entraba por un oído y le salía por el otro. Le expliqué al cuñado que estaba enfocando mal el asunto, que el recurso del coco había quedado desfasado. Si quería de verdad acojonar al pequeño granujilla debía advertirle que si no sigue las normas, que si no obedece a sus padres, el que vendrá a por él será el malvado ocio nocturno. Porque tenemos que ser honestos, en estos momentos no existe nada en nuestro país con peor reputación que el ocio nocturno.

Durante el apogeo del imperio español, sus enemigos naturales Inglaterra y Paises Bajos ante la imposibilidad de derrotarlo con estrategias militares, decidieron minar el prestigio de la “marca España” diseñando la llamada “Leyenda Negra”. Una leyenda que tergiversaba la realidad interpretándola de forma torticera, exagerándola y manipulando su contenido para presentar ante el mundo un país cruel y despiadado. Parece ser que esa acción de marketing utilizada hace siglos vuelve en la actualidad a estar más en boga que nunca. Porque la estigmatización del concepto ocio nocturno ha servido de excusa barata y como coletilla irritante en cada comparecencia de un cargo público cuando busca responsables de esta nueva escalada de casos. Porque cuando algo va mal, cuando algo se ha hecho mal, es más fácil apuntar a un culpable externo que asumir la incapacidad de hablarle con claridad a la gente.

Ibiza vive sus peores cifras desde el inicio de la pandemia, ni siquiera en los momentos más delicados del mes de marzo y de abril la isla no sufría tantos contagios. Y estoy seguro que aún habrá indocumentados morales que piensen que esta situación, que haya barrios enteros confinados o cin restricciones de movilidad, se debe en gran parte al ocio nocturno. ¡Pero si los clubs de Ibiza no han abierto en todo el verano! Espero impaciente a que algún vocero político de la cara y reconozca que el ocio nocturno no es responsable de esta segunda ola, simplemente porque no ha existido actividad clubbing en todo el periodo estival. A aquellos obtusos que luchan por erradicar la cultura electrónica de la isla se les ha caído su argumento principal en estos últimos meses. Por desgracia, cuando hayamos superado esta situación, cuando volvamos a preocuparnos por las cosas menos importantes de la vida, no faltarán paladines del vinagre que insistan con la misma cantinela, señalando al clubbing como una actividad tóxica y una fórmula de ocio peligrosa para la sociedad. Para ellos la perra gorda.

El ocio nocturno asesinó a JFK, fue el culpable de la separación de los Beatles, de la matanza de la plaza de Tiananmén​, de la construcción del muro de Israel, y de los planes malvados del gobierno de Corea del Norte. También ha sido un factor decisivo en la rápida deforestación del planeta, en el cambio climático, en la pertinaz sequía, el hambre en África y en los incendios de California. Además ha sido responsable de la victoria de Trump, del referéndum del Brexit, del desarrollo del programa nuclear iraní, del juicio del “procés”, de la operación kitchen, de la transformación de la coleta de Pablo Iglesias en moño  y de la relación amorosa y financiera de Corina con el “emerito”. En definitiva, con todo lo que está sucediendo, todo el mundo tiene clarísimo…, el ocio nocturno mató a Manolete.

Jonatan Gutiérrez Fernández