TIME LOST:

LA DIFERENCIA ENTRE ELLOS Y NOSOTROS.

Mi idilio, mi amor incondicional, mi pasión desbordada por Ibiza se generó a través de dos vías. La primera gracias a mi trabajo en la escena clubbing, ser parte de la plantilla de Amnesia me permitió entrar en un mundo estimulante, integrarme en un ambiente cosmopolita y ser testigo de una revolución musical. La segunda gracias a vivir durante muchos años con Susi en la parte de abajo de una casa payesa en Sant Joan, junto a una maravillosa familia ibicenca de pura cepa que nos educó en el cuidado del entorno y en el respeto a las tradiciones milenarias de las pitiussas. Dos mundos que se fusionaban de forma natural y en los que todos nos sentíamos a gusto, luchando para que nadie ni nada nos alejara de aquel estado mental de felicidad absoluta. Con el paso de los años el llamado “Sueño de Ibiza” se popularizó más allá de sus fronteras, atrayendo a miles y miles de personas que deseaban experimentar en sus propias carnes aquella utopía. Por eso cuando el movimiento llamado PROU surgió del desencanto y de la masificación turística me pareció una buena idea, ya que los partidos tradicionales sumidos en sus propios intereses eran incapaces de poner coto a los desmanes sociales y ecológicos que se estaban produciendo. Pero por desgracia, como suele ocurrir con muchas de estas iniciativas, lo que comenzó como un espíritu integrador, terminó degenerando en una especie de colectivo intolerante en el que la frustración y la política de la discriminación terminaron por tomar el mando. Su ansia de cambio acelerado y su ensoñación distorsionada basada en un supuesto pasado glorioso, encontró en la cultura clubbing el chivo expiatorio perfecto en el que volcar toda su ira. En vez de apuntar a los verdaderos culpables de la explotación abusiva de la isla, en vez de luchar contra la codicia irrefrenable del ser humano, comenzaron a señalarnos como los causantes de sus males, poniendo en un mismo saco a justos y a pecadores.

La diferencia entre ellos (los talibanes del PROU) y nosotros (trabajadores clubbing), es que nosotros jamás nos alegraríamos del mal ajeno. Nosotros jamás aplaudiríamos la desaparición de un sector, jamás nos mofaríamos a un colectivo de personas que sufren por perder su trabajo, jamás lucharíamos para que miles de familias y de personas vieran su medio de vida en peligro. Ellos por el contrario se hacen fotos para instagram celebrando que una pandemia haya acabado con el sector, sacan pecho y denigran a los trabajadores clubbing tachándolos de personas peligrosas, sin moral y sin respeto por los demás. Ellos llenan sus foros con mensajes falsos, inoculando en la sociedad un relato que argumenta que todo lo malo que sucede en Ibiza se debe a la existencia de los clubs.

La diferencia entre ellos y nosotros, es que ellos nos definen a nosotros y a nuestros ídolos como drogadictos, zombies, enfermos, bultos sospechosos o directamente irresponsables sin una pizca de conciencia social. A nosotros por el contrario no se nos ocurriría menospreciarles ni caricaturizarles porque se emocionen disfrutando de los Rolling Stones, Bob Dylan, Janis Joplin o Bob Marley…, drogadictos confesos cuyas maravillosas creaciones musicales fueron compuestas bajo la influencia de todo tipo de estupefacientes.

La diferencia entre ellos y nosotros, es que nosotros creemos en la libertad de expresión, en la diversidad y la convivencia entre diferentes. Ellos, supuestamente adalides de la izquierda, actúan como censores, capando nuestros comentarios y nuestras reflexiones en sus foros. Sus administradores se han convertido en inquisidores 2.0 que deciden lo que aparece en sus redes sociales, aplicando el sesgo de los dictadores según el cual, todo lo que no sea alabar sus iniciativas es enviado a la papelera de reciclaje.

La diferencia entre ellos y nosotros, es que nosotros utilizamos el lenguaje universal de la música. Nuestro idioma no es excluyente, no importa dónde hayas nacido, nuestro mensaje es claro, directo e inclusivo y cualquier persona del planeta lo entiende sin tener que acudir al google translator. Ellos se refugian en su dialecto para cribar a sus acólitos, pregonan una serie de valores y de principios universales pero los trasmiten en una lengua (maravillosa) que deja en la estacada a miles de personas por el simple hecho de no haber sido educadas en ella.

La diferencia entre ellos y nosotros, es que ellos esconden oscuros objetivos xenófobos y reparten carnets de lo qué es ser ibicenco y lo qué no. En un mundo totalmente globalizado ellos pretenden implementar una sociedad arcaica y endogámica en la que 8 apellidos ibicencos no son suficientes. A nosotros nos importa una mierda dónde has nacido, nos da absolutamente igual el sello de tu pasaporte, ya que nuestra única intención es que todos juntos disfrutemos de la vida bailando como hermanos en una pista de baile.

La diferencia entre ellos y nosotros, es que nosotros creemos en el progreso, creemos en que las sociedades deben evolucionar y avanzar. Creemos en los beneficios de la tecnología, en el crecimiento sostenible y en que un progresista nunca debe quedarse atascado en el pasado. Ellos apuestan por volver a la caverna, por retroceder 60 años en el tiempo para devolvernos a una Ibiza de ensoñación en la que solo se ponderan los pros y se dejan de lado todos los contras. Ellos se masturban revisando viejas fotos y vídeos en blanco y negro obviando la miseria y la pobreza de su Ibiza idolatrada, olvidando que aquellas payesas, vestidas con ropas similares a los burkas, se pasaban su vida trabajando explotadas sin derechos y sin educación. Han olvidado que su maravillosa Ibiza rural estaba basada en el hambre y en el pan de algarrobo como único alimento disponible.

La diferencia entre ellos y nosotros, es que ellos tienen el apoyo del Diario de Ibiza (propiedad de una empresa de Barcelona), en el cuál tienen carta blanca para vomitar su odio contra nosotros. Un medio de comunicación que ignora nuestro mensaje a no ser que abonemos su impuesto revolucionario, es decir que pasemos por caja. Un medio de comunicación que conscientemente ha obviado la tragedia de miles de personas que han perdido sus ingresos, que ha mirado hacia otro lado olvidando el código deontológico de informar por encima de cualquier interés.

La diferencia entre ellos y nosotros, es que nosotros admiramos y respetamos todas las etapas de la historia de Ibiza. Nosotros no dividimos esa historia por partes, no juzgamos sus movimientos y entendemos que cada una de ellas es imprescindible y enriquecedora. Ellos desde su púlpito de intolerancia borrarían los logros y la trascendencia del movimiento clubbing, ellos no dudarían en formar una gran hoguera quemando todo aquello que oliera mínimamente a música electrónica.

Pero la gran diferencia entre ellos y nosotros, la gran diferencia que nos separa, es que nosotros celebramos la vida sin hipocresía, sabiendo perfectamente cuales son nuestros valores y nuestros defectos. Ellos por el contrario, profesionales de la frustración, se esconden detrás de sus miserias ofreciendo una cara amable y un mensaje de intolerancia que bebe del modus operandi de los peores fascismos. Qué orgulloso me siento de pertenecer al bando de los “nosotros”, y que pena me dan ellos.., pobres amargados que sobreviven ahogados en el lado triste de la vida, un territorio yermo y aburrido al que por desgracia cada vez se abona más gente ansiosa de un protagonismo que de otra forma jamás alcanzarían.

 

Jonatan Gutiérrez Fernández