SIGUE ACTIVA DESDE EL SÁBADO LA NUEVA RAVE ILEGAL EN LLARDECANS, UN PUEBLO PEQUEÑO DE CATALUÑA.
Llardecans, un pequeño municipio de Les Garrigues (Lleida) con poco más de 400 habitantes, se ha convertido este fin de semana en el epicentro no oficial de la electrónica ilegal en Cataluña. Desde el sábado, más de 400 personas han montado una rave en plena finca forestal, a unos dos kilómetros del núcleo urbano, desatando una escena que mezcla libertad, beats y un cierto aire a «aquí la ley no llega».
La fiesta ha seguido este domingo congregando a más de un centenar de vehículos, entre ellos furgonetas, caravanas,… en una explanada a la que solo se accede por caminos rurales. Los Mossos d’Esquadra han desplegado un dispositivo de control para cortar el paso a nuevos vehículos, pero no han podido impedir el acceso a pie.
El alcalde del pueblo, Francesc Xavier Mor, asegura que se enteraron gracias al propietario de los terrenos, que no había dado permiso y que se topó con los altavoces ya montados. Aun así, la actitud desde el ayuntamiento ha sido la de observar sin intervenir demasiado: “Mientras no molesten ni causen daños, preferimos evitar el conflicto”, ha declarado Mor, subrayando que la música apenas se oye desde el pueblo.
Esta no es la primera vez que Llardecans se convierte en una rave improvisada: hace apenas dos meses ya acogió otra fiesta similar que terminó sin altercados ni residuos, algo que algunos vecinos recuerdan con cierta resignación folclórica. «Es como tener un festival sin taquilla ni cartel», bromea un joven del pueblo.
Mientras tanto, los organizadores ya tienen una acta levantada encima, pero eso no ha impedido que la fiesta sigan retumbando entre los pinos. La rave sigue viva y en Llardecans, al menos este finde, se ha dormido poco.
De momento se desconoce cuándo puede terminar. «Hasta que el agua se acabe y el cuerpo aguante», dicen dos chicas en el recinto.