TIME LOST:

¿OTRA OPORTUNIDAD PERDIDA?

La historia de la música electrónica nacional es una sucesión de oportunidades perdidas. En muchas ocasiones, como Ícaro, hemos estado a punto de alcanzar el sol, pero hemos sido incapaces de fabricar unas alas sólidas que no fueran consumidas rápidamente por el fuego del astro rey. La escena clubbing de este país ha rozado con los dedos la siempre complicada tarea de conquistar a las masas, de consolidarse como una referencia musical que trascendiera y que nos emparejara con el resto de escenas dominantes del planeta. Lo hemos tenido todo, artistas talentosos, legendarios clubs, festivales de referencia, y sobre todo una base de fanáticos hambrientos capaces de arrasar con todo lo que se les pusiera por delante. ¿En qué hemos fallado? Además de las interminables guerras subterráneas y el talibanismo de los diferentes reinos de taifas electrónicos, el mayor problema del clubbing español es que ha sido incapaz de crear un relato coherente y atractivo con el que las nuevas generaciones fueran capaces de empatizar. No hemos sabido aplicar la clásica fórmula basada en el “quienes somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos”.

En parte, los medios de comunicación clubbing hemos sido culpables de esta falta de relato, sumidos en la supervivencia diaria y en la insana dependencia de la industria, que nos alimentaba con migajas a cambio de una buena review. Sin ayuda, sin respeto y sin libertad nos conformamos con recibir una palmadita en la espalda de los que pagaban nuestras facturas. Y aquellos medios que sí contaban con recursos para esparcir el virus clubbing sin tener que vender su alma al diablo, se volvieron clasistas, practicando la endogamia y el asqueroso onanismo del que se cree superior intelectualmente. Olvidaron que la música electrónica nació en los suburbios y no en cafeterías hipster donde la gente se alimenta de humus y visten camisetas negras hasta las rodillas.

Lo bueno que tiene la vida es que suele darte revancha, no le importa regalarte segundas o terceras oportunidades. Desde hace un par de años el clubbing y la música electrónica tienen una nueva oportunidad de enganchar a las nuevas generaciones, de adaptarse a su lenguaje y a sus anhelos. Pero por desgracia no hay peor ciego que el que no quiere ver, y los que manejan la escena en nuestro país siguen aferrados a una fórmula que solo regala victorias pírricas. Durante un año llevo dando la matraca a clubs, medios de comunicación, artistas y promotores sobre la implementación de la cultura clubbing en el mundo del stream, y no me refiero a las aburridas sesiones de peña pinchando en lo alto de una montaña o en medio de un lago lleno de patos. Mi sugerencia siempre ha sido la de contar con streamers de todos los estilos electrónicos capaces de conectar con los jóvenes, de explicar qué es la cultura clubbing, de educar a las masas sin mirar por encima del hombro, de utilizar un lenguaje común y fácil de entender. Todos, absolutamente todos los actores de la industria con los que he contactado me han venido con lo mismo: “qué buena idea”, “mola lo que propones”, “es algo necesario”……., pero al final han sido incapaces de dar el paso, atenazados por la comodidad y por el miedo a lo desconocido.

El futuro de la música electrónica y de la cultura clubbing nacional está en canales como Twitch y YouTube, la esperanza de que de una vez por todas este estilo musical se consolide y crezca en nuestro país se encuentra en manos de los pocos streamers que han apostado por esta fórmula de comunicación. Jóvenes y no tan jóvenes que desde sus habitaciones se esfuerzan por poner a la escena en el lugar que se merece, soñadores que comparten sus experiencias y conocimientos con una audiencia ávida de encontrar referentes y referencias electrónicas, inconscientes luchadores que se enfrentan a viejos inmovilistas cubiertos de tatuajes arrugados cuyo tiempo ya pasó.

Por eso quiero darle todo mi apoyo a gente como Jordi Villalta, Sergei Rez, Nuke, Ariza Music, Dany BPM, Jetber, Majo Montemayor y otros valientes que seguramente me deje en el tintero. Amantes de la música electrónica que aunque pertenezcan a familias clubbing totalmente diferentes, luchan por expandir nuestra cultura musical para que ésta no termine como un residuo exótico para minorías. Modestamente también me gustaría animarles a no cometer los errores del pasado, no os enroquéis en vosotros mismos, colaborad con otros streamers y ponderar lo que hace el otro, no os convirtáis en intransigentes egoístas o en profetas de la nada. No sois el futuro, sois el presente. Y si alguien os dice lo contrario no os desaniméis, pensad que aquellos que os vilipendian y que os menosprecian, son pobres ancianos de mente estancados en un loop del pasado y tristemente sumidos en la frustración que produce la melancolía.

Jonatan Gutiérrez Fernández