TIME LOST:

SERIES & BULLSHIT #4: ZERO ZERO ZERO

Si creáramos un ranking con las mejores series de la historia, descubriríamos que la gran mayoría tienen algo en común, sus tramas y sus guiones giran en torno al peligroso mundo del narcotráfico. “The Wire”, “Breaking Bad”, y “The Sopranos”  representan la santísima trinidad para los serie-adictos y aunque su genialidad vaya más allá del asunto de la droga, es evidente que sus consecuencias morales y sus implicaciones sociales son las que mantienen la tensión de sus respectivas historias. ¿Por qué nos fascina este mundo? ¿Qué tiene de atractiva una forma de vida basada en la muerte? Adán y Eva ya nos demostraron en el Jardín del Edén de qué pasta estábamos hechos, y que la palabra prohibido es un estimulo para que el ser humano se la pase por el forro. Si las drogas estuvieran legalizadas, legisladas y explotadas por empresas, nadie haría series sobre ellas. ¿Acaso veis muchas series sobre el negocio del alcohol? ¿O sobre el funcionamiento de las tabaqueras? Si no está prohibido, si no hay una gota de transgresión, al ser humano no le interesa.

Aunque las series sobre drogas tienen muchos lugares comunes y muchos tópicos que se repiten una y otra vez, existen pequeños matices que las diferencian. Este es el caso de “Zero Zero Zero”, una producción internacional que aborda el narcotráfico desde tres puntos de vista diferente: la del vendedor, la del intermediario y la del comprador. “Zero Zero Zero” es una serie de Amazon Prime basada en el libro de quizás el tío que más sabe de narcotráfico, Roberto Saviano. El creador de Gomorra es garantía de calidad, honestidad y de conocimiento profundo del tema. Al contrario de otras series en las que se narra el ascenso y caída de uno de los protagonistas, en “Zero Zero Zero” se explora un punto de vista más capitalista, ya que muestra los diferentes engranajes que hay que mover y los diferentes pasos que hay que seguir en una economía de mercado ilegal que facilita la compra, traslado y venta de un gran cargamento de cocaína. Méjico, Estados Unidos y Italia son las tres localizaciones principales de una trama no exenta de tiroteos, muerte, dolor, traición y una necesaria dosis de drama familiar. Ocho capítulos que se te pasarán volando y que demuestran que este negocio es tan rentable para tantas partes, que su erradicación es simplemente imposible.

La parte más desoladora y que acojona de verdad en “Zero Zero Zero” es la que se desarrolla en México. Si la trama te estremece desde el sofá de tu casa, no me puedo ni imaginar lo que es vivir en un contexto tan aterrador en el que la vida carece de valor y en el que la supervivencia no conoce límites éticos. La corrupción como forma de vida, la ley de la selva entre hormigón barato, y la atmosfera perfecta para cultivar nuevas generaciones de narcotraficantes cada vez más crueles. El protagonista de la parte mejicana es un personaje más frío que Marlo Stanfield, un rostro impenetrable e inexpresivo, una actitud psicopática en la que la empatía o los sentimientos han quedado enterrados en lo más profundo de su alma. Una de esas personas que al cruzártelas por la calle activa el sistema de alerta de tu cuerpo produciendo un escalofrío que te recorre todo el cuerpo. En la trama mejicana no hay sutiliza ni piedad, no pueden permitírselo, dar un paso atrás significa no volver a caminar.

Si alguna vez tengo un hijo y tras preguntarle qué quiere ser de mayor me responde que intermediario, le daré un gran abrazo. Porque no hay nada mejor en esta vida que dedicarse a estar en medio de los saraos para llevártelo calentito de las dos partes. En “Zero Zero Zero” el intermediario es una familia naviera norte americana, que vive plácidamente organizando el traslado de la mercancía de un lado al otro del Atlántico y mirando hacia otro lado para ignorar la sangre que cubre sus manos. Pero las cosas se complican en esta serie y por primera vez sentirán en sus carnes los peligros del mundo en el que trabajan. La hipocresía, la cobardía y la debilidad de una sociedad acomodada, que cuando tiene que enfrentarse cara a cara con la realidad, se caga en los pantalones.

Finalmente llegamos a la tercera parte de este triangulo, el vendedor, aquel que distribuye el producto al consumidor. En “Zero Zero Zero”, al tratarse de una historia de Saviano, este rol estaba destinado a caer en manos de la mafia italiana. Un relato rural mafioso clásico, donde los lazos de sangre, los códigos y las venganzas familiares son el pan de cada día. Lo más destacado es la tenacidad de un viejo capo calabrés por conservar su estatus. Lejos de las imagines de narcotraficantes rodeados de lujo, este abuelo testarudo ocupa todos sus esfuerzos en mantener algo más adictivo que el dinero: el poder. Porque para los mafiosos de la old school, el respeto y el miedo de sus paisanos son más importantes que un yate de lujo atracado frente a Formentera.

Zero Zero Zero” presenta tres tramas que por separado hubieran funcionado bien y que juntas logran que las piezas del puzle encajen ofreciendo una visión más amplia del negocio del narcotráfico. Un negocio despiadado que no da segundas oportunidades y que asume los daños colaterales como parte del juego. Un mundo que a pequeña escala puede llegar a parecernos tolerable, pero si abrimos el prisma nos daremos cuenta de todo el dolor que deja a su paso. Desde Series & Bullshit os recomendamos el visionado de “Zero Zero Zero”, una serie entretenida, dinámica, didáctica y que te llevará a una conclusión cada vez más extendida: la legalización, es la única solución.

Jonatan Gutiérrez Fernández