TIME LOST:

¿Y DESPUÉS DE LA ALERTA ROJA?

Si hablamos en términos de repercusión mediática, nadie puede poner en duda el éxito de la campaña Alerta Roja. La noticia de las protestas, de las manifestaciones y de sus reivindicaciones ha salido en todos los informativos, periódicos y digitales de nuestro país. Las fotos de perfil de todo aquel que tiene algo que ver con la industria musical, se han teñido de rojo y millones de mensajes de apoyo han inundado las redes. ¿Pero ha sido un éxito real? ¿Un éxito no se define por conseguir lo que uno se propone? ¿Es demasiado pronto para esperar resultados? Ante lo reclamado las diferentes administraciones, los distintos gobiernos, responden con palabras vacías, edulcorando la resignación y prometiendo que tarde o temprano esta crisis se resolverá. Verso y más verso porque la prudencia les recomienda no contar la cruda realidad. Y la única verdad es que hasta que una gran mayoría de la población no se vacune, aquellos espectáculos musicales que congreguen una gran cantidad de gente en un mismo espacio, no podrán funcionar con normalidad (Fran Balsa, tenías razón desde el mes de Marzo). La realidad maquillada que nos han vendido de reducción de aforos, distancia de seguridad, cierre de las pistas de baile, solo han sido excusas baratas para ganar tiempo y no explicarnos la verdad que te contaría cualquier epidemiólogo. Tenemos que mentalizarnos, ser realistas, ser conscientes del escenario en el que estamos metidos y reconocer que hasta que no haya vacuna, las discotecas, los grandes conciertos, los festivales, incluso las verbenas de los pueblos, no se pondrán en marcha.

Teniendo en cuenta todo esto, la lucha debe continuar, porque aunque no consigamos la meta final, durante la batalla podremos conquistar territorios largamente reclamados como derechos laborales y ayudas al sector. Porque si seguimos haciendo ruido, tarde o temprano con tal de silenciar la protesta que reclame la vuelta a la actividad, nos concederán demandas menores para ellos, pero fundamentales para la supervivencia de la escena y para miles de familias que no ven la luz al final del túnel. Aunque en el fondo sepamos que no recuperaremos nuestra vida en un tiempo, debemos seguir apoyando sin desaliento cualquier iniciativa que mantenga nuestra problemática en el candelero. En contextos tan complicados como el actual, suele ser mejor construir peldaños que asaltar los cielos.

La escena clubbing ha dado un ejemplo de compromiso, de lucha y de apoyo a la iniciativa Alerta Roja. El mundo electrónico ha hecho piña y no le ha temblado el pulso a la hora de ir al frente con un mensaje rotundo y común. Actuando como una fuerza de choque, la escena ha dejado a un lado sus diferencias para infiltrarse en las redes y convertirlas en su mejor arma, difundiendo sus reivindicaciones de forma viral. Un ejemplo y un orgullo ser parte de ella. Por eso espero que esta actitud no caiga en el olvido. Sobre todo que no caiga en el olvido cuando ciertos sectores musicales vuelvan a los escenarios. Porque seguramente cuando muchos artistas puedan enchufar sus guitarras a sus amplificadores en un escenario, los DJs seguirán alejados de una mesa de mezclas. Llamadme ingenuo, pero espero que Alejandro Sanz y la interminable lista de cantantes y bandas que se han sumado a esta iniciativa, cuando puedan realizar sus conciertos para aforos “controlados”, no se olviden del clubbing y del apoyo que recibieron por su parte desde el principio de la pandemia. Porque si algo tengo claro, es que nosotros seremos los últimos en volver.

Estoy seguro que Alerta Roja seguirá activa y seguirá luchando por los derechos del sector, y es muy probable que además de concienciar logre algún resultado tangible. Desde mi perspectiva clubbing esta iniciativa ha demostrado algo que rara vez ha sucedido, la movilización de la escena electrónica en su totalidad, sin diferencias de estilos o gustos musicales. Un ejemplo al que deberíamos aferrarnos en el futuro, porque si queremos construir algo sólido y consistente, debemos fortalecernos y actuar con una sola voz. Por último me gustaría terminar con un mensaje que no paro de repetir a quién me quiera escuchar. Es el momento de trabajar duro, de prepararnos lo mejor posible, de crecer, de ser creativos, de buscar nuevos enfoques, de madurar como escena musical, para que el día en el que bailemos alrededor de una hoguera de mascarillas, lo hagamos por todo lo alto.

Jonatan Gutiérrez Férnandez