TIME LOST:

10 AÑOS DE LA MARAVILLOSA LOCURA DE ENTER SALINAS.

Ibiza ha significado un antes y después en las carreras de muchos DJs. Algunos llegaron a la isla como perfectos desconocidos y terminaron convirtiéndose en estrellas mundiales. Otros desembarcaron con una carrera consolidada pero la energía mágica de las pitusas les transformó no solo musicalmente, también desde un punto de vista personal.

Este es el caso de Richie Hawtin, un artista que en los años 90 destacaba por su sobriedad, por ese aspecto pálido con el pelo rapado y gafas de «nerd» que escondía una timidez extrema y un mundo interior complejo y en cierto modo atormentado. Esa personalidad introvertida saltó por los aires cuando de la mano de Sven Väth aterrizó en Ibiza y se unió a esa mítica fiesta llamada Cocoon en Amnesia.

Fue entonces cuando descubrimos la sonrisa de Richie, cuando se desmelenó, cuando le vimos disfrutar de felicidad junto a una comunidad que aportó alegría a la escena techno y que demostró que ese sonido podía alejarse de la oscuridad y de la transcendencia sin perder un ápice de calidad.

Richie fue fiel a Cocoon durante más de una década, pesa a recibir propuestas de diferentes clubs de la isla para manejar su propia fiesta, él respetaba la amistad que le unía a Sven y prefería continuar apoyando incondicionalmente al proyecto de su amigo. Como todo, Cocoon empezó a mostrar síntomas de agotamiento. Su fórmula no funcionaba como antes y fue entonces cuando Richie decidió dar el paso y montarse su propia «película», una maravillosa película llamada ENTER.

Te puede gustar más o menos la música de Richie, te puede caer mejor o peor como persona, pero lo que es innegable es que hablamos de un tío que busca siempre ir un paso por delante, y con ENTER lo volvió a conseguir. En 2012 no existían conceptos como ENTER, una fiesta que transformó Space Ibiza en un club multifuncional, un espacio que albergaba diferentes atmósferas y sonidos, donde se mostraban todas las inquietudes y anhelos del señor Hawtin. Richie no escatimó en gastos, se rodeó de los mejores DJs del momento y formó un amplio equipo de profesionales con los que abarcar todos los aspectos necesarios para el desarrollo de un concepto tan ambicioso.

Su intención no era forrarse con la fiesta, ya estaba forrado, su principal motivación era regalarle a la isla que le hizo feliz, una experiencia inolvidable.

Como era de esperar conociendo la personalidad de Richie, ENTER era una maquinaria perfectamente engrasada y planificada hasta el milímetro. Eso no quiere decir que no dejara espacio a la improvisación, a las ideas locas que surgen en el último momento. El epicentro de la espontaneidad se encontraba en la villa que alquiló en Las Salinas, un lugar en el que residía con su núcleo duro y cuyas puertas estaban abiertas las 24h del día para el resto de su equipo y para amigos que deseasen pasar un buen rato.

Aquella villa se transformó en una comuna 2.0 en la que las ideas brotaban sin filtros regadas por el hechizo de las botellas de sake. Fue allí donde se gestó una de las acciones más surrealistas que se han llevado a cabo en Ibiza: ENTER SALINAS.

Richie quería que su fiesta fuera diferente de todo, en decoración, en iluminación, en sonido, visualmente, estéticamente, incluso quería darle un giro a la promoción aportando un grado más de locura a los típicos pasacalles que se realizaban en la isla. En uno de esos «brainstormings» en la piscina de aquella villa surgió la chispa. ¿Por qué no hacemos una actuación improvisada en la playa más famosa de la isla? ¿Por qué en vez de hacerla en la costa no la hacemos en el mar? ¿Y si en vez de hacerla en un barco como lo hacen todos nos metemos en mitad del agua y la liamos parda? Fue ahí cuando surgió la frase que activa cualquier idea loca…

«NO HAY COJONES A HACERLO»

Y ya sabemos todos que cuando esa frase se pronuncia… No hay marcha atrás. El equipo técnico de Richie se puso manos a la obra, estudió la viabilidad de llevar al medio del mar una serie de altavoces, un generador eléctrico y una consola en una tablet desde la que Richie pudiera pinchar.

Cualquier profesional con dos dedos de frente se habría negado, pero el reto era tan estimulante que se las ingeniaron para que pudiera funcionar. ¿Qué utilizaron para que aquel equipo no acabara en el fondo del mar? ¿Una barca? ¿Una estructura sólida que flotara? Para nada, eso no era lo que buscaban, utilizarían unas colchonetas inflables redondas para que el concepto tuviera sentido, eso sí, debían ser negras. Todo estaba preparado. La logística, los materiales, el equipo estaba avisado y prácticamente organizado. Pero aún faltaba un detalle que demuestra la ambición y la genialidad de Richie. Quería documentar esa locura desde todos los ángulos posibles y pensó que un toma aérea sería imprescindible. Sin dudarlo un segundo y sin pensar en el coste, alquiló un helicóptero para poder hacer foros y video desde el aire.

No publicitaron esta especie de performance, sabían que si lo anunciaban se podría liar muy parda, la gente acudiría en masa y la acción podría tener que suspenderse. Así que pidieron a su equipo discreción absoluta, Richie quería que aquello fuera lo más parecido a la actuación de los Beatles en la azotea de su propio estudio de grabación. El día de los autos se dirigieron a la paya de las Salinas con todo el material en varias furgonetas.

En la arena inflaron los hinchables redondos, primero lo del equipo técnico, luego los que servían como podium para unas gogos improvisadas y por último uno que llenaron de cubitos de hielo para enfriar las botellas de sake que servirían como refrigerio del evento. Sin saber muy bien cómo iba a suceder y si podrían llevar a cabo aquella paja mental, los protagonistas de ENTER se lanzaron mar adentro seguidos por sus acólitos más cercanos y por los avispados clubbers que se enteraron de aquella actuación.

Tras unos minutos de incertidumbre, la música comenzó a sonar… ¡Y se desató la locura!

Los que estaban en el agua chapoteaban y saltaban extasiados, los que lo veían desde la arena flipaban en colores. Comenzaron a llegar gente en botes, en sus tablas de paddle surf, incluso varias pedaletas no pudieron resistirse a ese canto de sirenas techno. Las caras de los de allí presentes eran de felicidad absoluta, se creó una energía de regocijo tan potente que el tiempo se detuvo envuelto por la espuma del mar Mediterráneo. Aquella actuación duró solos unos pocos minutos, pero fue tal la atmósfera que rodeó aquellas aguas cristalinas, que quedó tatuada a fuego en el memoria de los afortunados que la vivieron en primera persona.

Han pasado 10 años desde aquella maravillosa locura, diez años en los que la isla ha tomado una dirección diferente, más correcta, más contenida, más responsable y mucho más aburrida. Ojalá pronto aparezcan personajes como Richie Hawtin y nos devuelven idas de olla tan estimulates como fue la ENTER SALINAS.

Jonatan Gutiérrez Fernández