TIME LOST:

COVA SANTA, EL TRIUNFADOR SILENCIOSO… A SU PESAR

Todo lo bueno se acaba, y un año más, la temporada de verano 2019 es parte del pasado. Sus rescoldos seguirán proporcionando calor en algún evento por aquí y por allí, pero como diría algún amigo mío el resto del pescado está vendido. Ahora es tiempo de reflexión, de ordenar los archivos del recuerdo, conservando con mino los momentos especiales y arrastrando los malos a la papelera de reciclaje del olvido. Ante la llegada del invierno y de los días cortos, no hay nada mejor que divagar sobre lo sucedido y sacar conclusiones.

Analizar todo lo sucedido en profundidad iría en contra del síndrome de atención que nos carcome a todos nosotros, desmenuzar una temporada ibicenca, filtrar el contenido, es una tarea titánica debido a la ingente cantidad de sucesos y de fiestas programadas durante el verano. Por eso prefiero detenerme brevemente en algunos de los triunfadores de la temporada, uno de ellos, si preguntas a los actores de la escena Clubbing, sería sin ninguna duda Cova Santa.

La historia de Cova Santa define a la perfección de la evolución de la isla. Ha sido refugio de piratas, templo hippie, local de striptease, restaurante vip y escenario electrónico. Una macedonia alocada y un ejemplo de adaptación a los tiempos que tocan vivir. El funcionamiento y el desarrollo de Cova Santa desde hace más de una década está en manos del faraón sentado en el trono de su pirámide, Amnesia Ibiza. Los que estéis metidos en este mundillo sabéis que me refiero a Martin Ferrer Casals, un personaje que aquellos que le conocen saben de lo que es capaz, de lo bueno y de lo mano.

Si algo tiene Martin es que es un luchador, es implacable, y esa actitud es la que le ha permitido mantener Cova Santa abierta, ya que las batallas, disputas y enfrentamientos con el ayuntamiento de Sant Josep han sido constantes. Siempre en el filo, siempre al borde del abismo, pero siempre encontrando un resquicio por el que escabullirse. Es innegable que Martin sabe ver el potencial de un negocio, otra cosa diferente es que sepa sacarle todo el partido. Es cierto que ha ganado ingentes cantidades de dinero con Amnesia, pero lo que te dicen todos los que realmente saben de esto, es que haciendo las cosas de otra manera hubiera ganado aún más. Y pasa lo mismo con Cova Santa, un espacio perfecto para el contexto y la demanda actual de la isla, que se muere por asistir a localizaciones como ésta. Un proyecto que sin ayuda, sin marketing y con un montón de zancadillas desde el despacho del jefe, ha conseguido encandilar a miles de personas con su programación y la atmósfera generada.

Todo el mérito a sus trabajadores y los encargados de diseñar la programación, un año más han tenido que comulgar con ruedas de molino, tragarse infinidad de sapos y dedicar horas y horas de trabajo sin remuneración. Unos equilibristas de primera expertos en problemas de última hora y de exprimir los recursos al máximo para salir del paso dignamente. Con todo esto a la espalda y con mucho más, los trabajadores y solo los trabajadores han conseguido que Cova Santa sea uno de los grandes triunfadores de la temporada.., eso sí, un triunfador silencioso debido a la política de comunicación de la cabeza de la empresa. Y no se trata de un sofisticado plan de marketing para preservar la esencia de la Cova alejándola del foco mediático, simplemente es porque para el gran faraón los medios de comunicación son inútiles y prescindibles. En una época donde la comunicación y la construcción de un relato lo es todo, el éxito de Cova Santa es aún más meritorio y es de justicia reconocer y aplaudir a sus “sufridos” responsables.

Para el año que viene…, dios dirá. Cuando trabajas en el caos no puedes hacer planes ni a corto, medio o largo plazo. Lo que sí deseamos desde lo más profundo de nuestros corazones es que Cova Santa siga resistiendo, que nos siga ofreciendo momentos mágicos e inolvidables como los que nos ha regalado durante este  verano de 2019.

Jonathan Gutierrez