TIME LOST:

EL DESGOVERN BALEAR.

Desde hace décadas nos hemos acostumbrado a la estupidez de aquellos que se supone que nos tienen que facilitar la vida. Da igual el partido político, da igual que enarbolen una rosa o una gaviota, que vistan de verde o de morado. En el momento de la verdad, en el momento de mayor necesidad todos han dejado claro que son expertos en batallas absurdas y en gastar sus fuerzas desacreditando al contrario en vez de buscar soluciones efectivas a los problemas. Da igual ser de derechas o de izquierdas, ante una crisis como la del coronavirus lo único importante es conseguir alejar la incompetencia de la cadena de mando y de la toma de decisiones. Y si hablamos de incompetencia, no cabe dude que el Govern Balear ha sido con diferencia el más incompetente durante este casi año y medio de coronavirus. ¿Hubiera sido diferente con otro partido político gobernando? Seguramente no, porque los mejores de nuestra sociedad hace tiempo que decidieron que no merecía la pena pasar su vida combatiendo contra molinos de viento. El problema del Govern de Armengol no reside en su ideología, reside en su constante e increíble capacidad para meter la pata….hasta el corvejón.

De entre todas las formas de abordar una crisis como la del coronavirus, el Govern decidió adoptar una postura estricta y sin concesiones. Perfecto, no hay problema, ante un escenario de incertidumbre es una postura respetable. Lo que no es coherente ni respetable es que no seas capaz de respetar tu fórmula y que impongas una política de restricciones de esas que se aplican según por dónde sople el viento. Lo que demuestra que la gestión del Govern ha sido un desastre ha sido su incapacidad de controlar una pandemia en un lugar donde todos los expertos coinciden que es más fácil de controlar: una isla. Aunque lo peor de todo ha sido la contradicción constante, lo que un día era blanco al día siguiente era negro, y al siguiente ni siquiera era un color. Eso sí, tienen el honor de haber sido la administración del estado con mayor número de notas de rectificación publicadas.

Donde el Govern Balear se ha comportado de una forma más intransigente ha sido con la cultura clubbing. Tolerancia cero. Un sector del que no tienen ni puta idea de cómo funciona y de la cantidad de gente que depende de él. Para los políticos en general el clubbing es una actividad perniciosa que corrompe a la juventud, una música estridente diseñada para aspirantes a politoxicómanos. Para los políticos de Mallorca y para algunos iluminados de Ibiza, el clubbing es Magaluz. Se han quedado anclados en esa imagen patética y vomitiva. Y es normal que con ese concepto en la cabeza intenten que la cosa no se les vaya de las manos.

Pero se les fue de las manos, y vaya que si se les fue. Portada en todos los periódicos y noticia de cabecera en todos los informativos. Macro brote en Mallorca. Tócate los huevos. Mientras se encargaban de desprestigiar y de señalar al sector del clubbing como lo más peligroso del mundo, dejaban que entrarán miles de adolescentes en la isla a celebrar su fin de curso. Porque como todos sabemos esa turba de chavales con las hormonas disparadas no la iban a liar, simplemente visitarían la catedral y volverían a sus hoteles donde no se relacionarían con nadie. El Govern de los iluminados. Y para colmo, como guinda del postre, permiten un festival de “música urbana” sin control, sin distancias y sin pollas en vinagre. Solo les faltó argumentar que el twerking es un estilo de baile en el que no hay un contacto directo, ya que sus movimientos no son cara a cara, son culo culo o culo cara.

Para que los gobernantes de una de las regiones más ricas de un país sean desalojados del poder, solo puede ser por un motivo: que logren cabrear y sumir en la incertidumbre a todas las clases sociales. Los empresarios más exitosos y los trabajadores más humildes de las Islas Baleares se han dado cuenta que están en mano de un equipo de incompetentes que fallan más que una escopeta de feria. Un equipo dirigido por una presidenta que ha cerrado una actividad de la que viven muchas familias y que no ha tenido ni la dignidad de pronunciar unas palabras de apoyo, de ánimo y de comprensión. Y es esto lo que más cabrea, el silencio de la administración, la falta de empatía, la ausencia de propuestas alternativas y el doble rasero moral del que hacen gala cada vez que realizan una comparecencia.

Las víctimas principales han sido sin ningún lugar a duda todas aquellas personas que han fallecido por causa directa o indirecta de esta pandemia. Después todas aquellas personas que han perdido su medio de vida y a las que nadie sabe decirles si van a poder seguir con su trabajo o van a tener que abandonar el barco antes que naufrague totalmente. En ese limbo insano y demencial caminamos los que nos dedicamos a la cultura clubbing, abarrotándonos de protectores de estómago y descubriendo cada mañana una cana nueva. Asumiendo poco a poco que el sueño se terminó.

Jonatan Gutiérrez Fernández.